Por Lucy Piper, periodista de medwireNews
medwireNews: Un análisis del grupo de ADNI ha demostrado que la mayoría de las personas con deterioro cognitivo leve (DCL) que dan positivo en amiloide-β según los biomarcadores del líquido cefalorraquídeo (LCR), pero no en la tomografía por emisión de positrones (TEP), no experimentan deterioro cognitivo en un periodo medio de 4 años.
Por ello, antes de recomendarles un tratamiento con anticuerpos monoclonales antiamiloide, se les debe hacer un seguimiento con otras mediciones como con la 18F-flurodeoxiglucosa o con la TEP tau, según explicó David Knopman, de la Mayo Clinic de Rochester (Minnesota, EE.UU.), a los asistentes al congreso 2024 Clinical Trials on Alzheimer’s Disease (CTAD), celebrado en Madrid (España).
Knopman explicó que la cuestión de qué ensayo predice mejor el deterioro cognitivo surgió, porque los neurólogos de su clínica se sentían inseguros a la hora de tomar decisiones terapéuticas con respecto al lecanemab cuando los biomarcadores del LCR indicaban positividad amiloide, pero no así la TEP amiloide de seguimiento.
Los investigadores evaluaron los datos de la Iniciativa de Neuroimagen en la Enfermedad de Alzheimer (ADNI) en 587 pacientes con DCL y los agruparon en función de sus mediciones de LCR (proporciones de (p)-tau181 fosforilada/amiloide-β 42; anormal >0,023) y de TEP F18 con florbetapir (anormal ≥25 centiloides).
En total, 276 dieron positivo tanto en LCR como en TEP (LCR+/TEP+) para amiloide-β, y 260 dieron negativo en ambos (LCR-/TEP–). En el resto de los pacientes, 27 dieron positivo en LCR, pero no en TEP (LCR+/TEP-); mientras que 24 dieron negativo en LCR, pero positivo en TEP (LCR-/TEP+). Knopman señaló que los resultados discordantes de las pruebas eran, por tanto, «infrecuentes», ya que solo el 5 % de los pacientes presentaba un resultado LCR+/TEP-, por lo que no existe «la alarma sugerente de que el LCR no es útil».
Los dos grupos discordantes tenían una capacidad cognitiva inicial similar a la de los pacientes que dieron resultados negativos en ambas pruebas y era mejor en comparación con los que dieron resultados positivos en ambas.
En concreto, la mediana de las puntuaciones iniciales de la suma de estudios 1-6 de la Prueba de aprendizaje verbal auditivo de Rey (AVLT) fue de 42 puntos para el grupo LCR+/TEP-, 46 puntos para el grupo LCR-/TEP+ y 46 puntos para el grupo LCR-/TEP-, en comparación con 35 puntos para el grupo LCR+/TEP+.
Y las probabilidades de que los pacientes de los grupos LCR+/TEP- y LCR-/PET+ registraran una puntuación alta en la Valoración clínica de la demencia – Suma de casillas (CDR-SB) fueron similares en comparación con el grupo LCR-/TEP-, pero inferiores en comparación con el grupo LCR+/TEP+.
Centrándose en el grupo LCR+/TEP-, por ser el que causaba más incertidumbre, el ponente señaló que las proporciones de p-tau/amiloide-β en LCR eran «sustancialmente» más bajas en estos pacientes que en el grupo LCR+/TEP+, con una mediana de 0,027 frente a 0,049.
Durante la media de 4 años de seguimiento, ninguno de los grupos discordantes mostró un descenso en las puntuaciones AVLT o CDR-SB en relación con los pacientes del grupo LCR-/TEP-, mientras que el grupo LCR+/TEP+ sí mostró un descenso en estas mediciones.
Además, las tasas de nuevos casos de demencia solo fueron elevadas en los pacientes con LCR+/TEP+, con una tasa de 17,3 por 100 años-persona, destacó Knopman, y hubo una «diferencia dramática» en comparación con las tasas de los otros tres grupos, que «no difirieron realmente entre sí», con tasas de 2,7 por 100 años-persona para los pacientes con LCR+/TEP-, 3,0 por 100 años-persona para los pacientes con LCR-/TEP+ y 1,9 por 100 años-persona para los pacientes con LCR-/TEP-.
Sin embargo, señaló que había «excepciones individuales» y reconoció que las conclusiones se basan únicamente en ADNI y no se han podido reproducir.
Comentó que algunos pacientes con LCR+/TEP- discordantes están en la trayectoria de la EA, pero algunos también pueden tener diagnósticos alternativos, como angiopatía amiloide cerebral aislada, un trastorno de la dinámica del LCR o tauopatía por degeneración lobular frontotemporal, y unos pocos pueden haber sido simplemente mal clasificados.
Para concluir, Knopman comentó que «es posible que esto se convierta en un punto polémico cuando pasemos a los biomarcadores plasmáticos, pero creo que la discordancia entre la TEP y las mediciones plasmáticas es mayor, y creo que va a ser una cuestión que habrá que tratar en el momento en el que dispongamos de datos longitudinales».
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CTAD24; Madrid, España: 29 de octubre – 1 de noviembre